Uno de cada cuatro kilovatios de energía consumidos en la Unión Europea se utiliza en los hogares. La generación de calor supone el 64 % de las necesidades energéticas del sector residencial, de acuerdo con los datos del Eurostat. Es decir, buena parte de la energía consumida en la UE, y de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas, tiene su origen en la forma en que se calientan las casas.
Es precisamente la opción de mantener el hogar a una temperatura agradable la que mayor incertidumbre está generando este año entre los ciudadanos, a tenor de los costes del gas y de la electricidad. Buscar medidas de ahorro energético sin que ello conlleve una subida en las facturas a fin de mes se ha convertido para muchos en una prioridad a la hora de optar por un determinado sistema de calefacción.
Uno de los que mayor demanda e interés ha generado en los últimos meses, "en torno a un 20 o 30% con respecto al año pasado", apunta Rafael González Barriada, experto en eficiencia energética del Colegio de Ingenieros industriales de Aragón y la Rioja, es la aerotermia.
"Es una tecnología ya conocida porque se basa en los equipos de bomba de calor, usados normalmente para climatización tanto de frío como de calor, a lo que se añade agua caliente sanitaria". "A la hora de ahorrar, la principal ventaja es que se tiene todo el suministro en un solo equipo y, por tanto, en un solo contrato", asegura el experto.
"Muchos edificios tanto en Zaragoza como en ciudades similares ya se están haciendo con aerotermia, aunque para lograr una eficiencia total hay que comprobar que todos los edificios pueden acoplarse bien a este sistema", comenta Rafael González Barriada.
"El precio de la instalación depende de muchas cuestiones como la ubicación de la unidad exterior, que es similar a los aparatos de aire acondicionado, o del espacio que haya en la vivienda para ubicar sistema interior, similar al de una nevera", dice el experto, quien asegura que, "con el suelo radiante ya instalado, para un piso de 80 metros cuadrados, el coste total es de unos 5.000 euros aproximadamente".
En cuanto al ahorro, González Barriada pone una cifra: "entre un 20 y 25% menos de consumo eléctrico con respecto a un sistema convencional". "Es importante hacer cuentas para ver en cuánto tiempo puede amortizar los gastos, que podría oscilar en torno a los 6 o 7 años. Eso sí, hay que tener en cuenta cómo vas a utilizar la aerotermia y los hábitos de consumo, puesto que estar a 25 grados dentro de una vivienda, con este o con cualquier otro sistema sale caro", concluye el experto.
La aerotermia utiliza una bomba de calor que calienta el agua gracias al intercambio de calor con el exterior. Esto permite generar calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente sanitaria durante todo el año. Estos son los pasos que sigue el sistema:
Recogida de la energía del aire: la bomba de calor dispone de una unidad ubicada en el exterior de la vivienda para recoger el aire que se transfiere al interior de la bomba.
Evaporador: dentro de la bomba de calor hay un circuito por el que circula el refrigerante a baja temperatura. En la primera parte del circuito se encuentra el evaporador, lugar donde el refrigerante absorbe el calor del aire en un intercambio de calor y se evapora.
Compresor: el refrigerante en estado gaseoso llega a un compresor que aumenta su presión y con ello su temperatura. Esto se debe a que cuando se aumenta la presión de un gas, sus partículas se mueven más rápido y colisionan más veces, lo que produce que se eleve la temperatura.
Condensador: el condensador actúa como un intercambiador de calor. El refrigerante entra a alta temperatura y cede el calor al agua que va a ser usado para agua caliente sanitaria y calefacción a través de suelo radiante, radiadores de baja temperatura, aire acondicionado Split o fan-coils.
Válvula de expansión: tras ceder el calor al agua, el refrigerante aún sigue estando a una temperatura demasiado elevada para volver al evaporador y captar el calor del aire del exterior. Es por ello que necesita pasar por la válvula de expansión, la cual disminuye su presión drásticamente y, con ello su temperatura, volviendo a estado líquido listo para reiniciar el proceso.